Reforzamiento en Tuberias
Reforzamiento en Tuberias
Se utiliza ampliamente como material de refuerzo estructural en tuberías industriales gracias a su alta resistencia a la tracción, bajo peso, estabilidad térmica y resistencia química. Estas propiedades hacen de la aramida una solución ideal para aumentar la durabilidad, presión operativa y resistencia mecánica de tuberías utilizadas en sectores como el petróleo y gas, energía, minería, industria química y agua potable.
En sistemas de tuberías flexibles o compuestas, la aramida se incorpora en forma de trenzados, tejidos o capas enrolladas alrededor del núcleo principal, actuando como una barrera de refuerzo que soporta presiones internas elevadas, torsión, impactos y flexión. A diferencia del acero u otros materiales tradicionales, la aramida no se corroe, es más liviana y mantiene su integridad en ambientes agresivos o bajo temperaturas extremas.
Esta tecnología es común en tuberías flexibles no metálicas (RTP), en las que la aramida permite operar con presiones de hasta cientos de bares, manteniendo flexibilidad para facilitar el transporte, instalación y mantenimiento. Además, su resistencia química la hace adecuada para transportar fluidos corrosivos, ácidos, gases o hidrocarburos, contribuyendo a sistemas más seguros, eficientes y de larga vida útil.