Reforzamiento Estructural
Reforzamiento Estructural
La fibra de aramida Q5 se utiliza cada vez más en sistemas de reforzamiento estructural debido a su elevada resistencia mecánica, bajo peso, comportamiento no corrosivo y excelente estabilidad frente al calor y los productos químicos. Estas características hacen que la aramida sea una solución eficiente para reforzar y rehabilitar estructuras de concreto, acero, madera y mampostería en sectores como la construcción civil, infraestructura, industria y transporte.
Aplicada generalmente en forma de tejidos unidireccionales, láminas o mallas, la aramida se instala sobre elementos estructurales existentes utilizando resinas epóxicas o matrices poliméricas. El resultado es una mejora significativa en la capacidad de carga, resistencia a la flexión, absorción de impactos, y comportamiento ante eventos sísmicos o vibraciones. A diferencia de otros materiales de refuerzo, como el acero, la aramida no se oxida, es flexible y fácil de manipular en campo, lo que facilita su instalación en espacios confinados o de geometría compleja.
Entre sus aplicaciones más comunes se encuentran el refuerzo de vigas, columnas, losas, muros de contención, puentes, túneles y estructuras históricas que requieren intervención sin alteraciones invasivas. También es útil en entornos industriales o marítimos donde la exposición a químicos o humedad limita el uso de soluciones tradicionales. Su excelente relación resistencia-peso convierte a la aramida en una alternativa técnica avanzada y duradera en proyectos de rehabilitación, ampliación o mejora del desempeño estructural.